Por Jesús Rojas
Washington, D.C.–Los modelos hidrológicos que simulan y predicen el flujo de agua se utilizan para estimar cómo los sistemas naturales responden a diferentes escenarios, como los cambios en el clima, el uso de la tierra y el manejo del suelo. El resultado de estos modelos puede informar las decisiones y normativas sobre las prácticas de gestión del agua y la tierra.
Los modelos numéricos se han vuelto cada vez más fáciles de emplear con los avances en tecnología informática y software con interfaz gráfica de usuario (GUI). Si bien estas tecnologías hacen que los modelos sean más accesibles, pueden surgir problemas si son utilizados por modeladores sin experiencia, dice Juan Sebastián Acero Triana, un estudiante de doctorado en el Departamento de Ingeniería Agrícola y Biológica de la Universidad de Illinois, (U de I).
Acero Triana es el autor principal de un estudio que evalúa la precisión de un modelo numérico de uso común en hidrología.
Los resultados de la investigación muestran que incluso cuando el modelo parece estar correctamente calibrado, sus resultados pueden ser difíciles de interpretar correctamente. El estudio, publicado en el Journal of Hydrology, proporciona recomendaciones sobre cómo ajustar el proceso y obtener resultados más precisos.
La precisión del modelo es importante para garantizar que las decisiones políticas se basen en escenarios realistas, dice María Chu, coautora del estudio. Chu es profesor asistente de ingeniería agrícola y biológica en la Facultad de Ciencias Agrícolas, del Consumidor y del Medio Ambiente y en la Facultad de Ingeniería Grainger de la U de I.
«Por ejemplo, es posible que desee estimar los impactos del clima futuro en la disponibilidad de agua durante los próximos 100 años. Si el modelo no representa la realidad, sacará conclusiones erróneas. Y las conclusiones incorrectas conducirán a políticas incorrectas, lo que puede afectar en gran medida a las comunidades que dependen del suministro de agua «, asegura Chu.
El estudio se centra en el modelo de evaluación de suelos y aguas (SWAT), que simula la circulación del agua incorporando datos sobre el uso del suelo, el suelo, la topografía y el clima. Es un modelo popular utilizado para evaluar los impactos de las prácticas de gestión del clima y la tierra en los recursos hídricos y el movimiento de contaminantes.